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Ghisselle Danvers

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Mensaje por Ghisselle Danvers Dom Mayo 31, 2009 1:23 pm

Nombre: Ghisselle Sabrina Danvers

Especie: Vampiro Vegetariano.

Poder: Controlar los pensamientos y actos, es como hipnotizar y crear una visión ficticia. Funciona de maravilla con los humanos y licántropos, sobre todo porque puedo hacer que me vean mayor y pasar más tiempo con una sola vida, antes de volver a tener 18 y empezar de nuevo, pero con los vampiros, es más difícil, pero no imposible.

Fecha de nacimiento: 10 – 10 – 1991

Edad: 118 años.

Lugar de Residencia:
Forks.

Descripción física: Cabello castaño claro pasando un poco los hombros.
Piel pálida.
Ojos amarillos – negros (cuando no he comido)
De contextura delgada.
1, 65 cm. de estatura.
Rasgos faciales finos.

Descripción psíquica: Tímida.
Sincera.
Creativa.
Cuidadosa.
Inteligente.
Pacifica.
Trato de nunca amar a nadie para no sufrir su perdida.
Odio las injusticias.
Odio a ver un vampiro carnívoro en acción.

Ocupación: Licenciatura en Arte.
Licenciatura en Música.
Licenciatura en Literatura Inglesa, francesa y española.
Licenciatura en Idiomas.
Dos Doctorados en Medicina.

Familia:

Samantha Fox (Madre)
Fallecida en trágico accidente de tránsito cuando mi hermana y yo, apenas teníamos doce años.

Gabriel Danvers (Padres)
Fallecido en trágico accidente de tránsito cuando mi hermana y yo, apenas teníamos doce años.

Ghissella Sofía Danvers (Hermana Gemela)
Falleció cuando ambas teníamos dieciocho años a manos de un vampiro carnívoro.

Sharon La’ Fortune (Mejor amiga)
Es como una madre para mí, ha estado conmigo desde hace 100 años, vive en la provincia de Champagne en Francia, es dueña de una empresa de vinos (La más grande de Francia, que ha pertenecido a su familia – ella misma – desde hace 200 años) y de una empresa multinacional que le provee vehículos a otros vampiros.


Historia Personal:De mi vida humana…
Nací el diez de Octubre de 1991, en una cuidad llamada Barquisimeto, en Venezuela; a los cinco años mi padre obtuvo un mejor puesto en su trabajo y fue transferido, así que crecí en Madrid, España, en compañía de mis padres, Samantha y Gabriel,
y mi hermana, Ghissella. Éramos una familia, normal, monótona, nos amábamos, nos respetábamos y funcionábamos de lo mejor.

Un día, cuando tenía doce años, mi padre propuso un viaje en coche a un bosque, del cual no recuerdo el nombre, íbamos contentos, acamparíamos y pasaríamos una semana en el bosque cerca del lago. Ghissella, como siempre, hablaba sin parar, yo solo admiraba el paisaje, y recuerdo haber tenido los brazos cruzados, abrazando mi abdomen, mi hermana hablaba del colegio, de sus amigas e incluso del chico que le gustaba, yo cerré los ojos y escuché a mi padre preguntarme ¿Cómo me iba?... recuerdo haber soltado un suspiro porque me gustaba el mismo chico que a mi hermana, pero no dije nada; lo último que escuché fue a mi madre gritar ¡CUIDADO!, y a mi padre jurar (Maldecir) y lo que viene después son imágenes borrosas, que recordaba bien siendo humana, pero que se desvanecieron un poco cuando me hice vampiro; las únicas imágenes que nunca olvidaré son las de mi madre y mi padre ensangrentados, el auto boca abajo, y los gritos de Ghissella que retumbaban en mi cabeza.

Una semana después estábamos en París, viviendo con nuestros tíos, Sara y Michael, nos daban todo, para Ghissella había sido fácil acostumbrarse a su nueva vida, lo tenía todo, desde libertad y ropa, hasta tarjetas de crédito; para mí había sido difícil, y nunca pude acostumbrarme, solo gastaba lo necesario, pero nunca disfruté nada de ello, no era fácil, mis padres nunca aprobaron esa vida para nosotras, decía que la superficialidad acaba con la esencia de tu verdadero ser… y eso era algo cierto porque a pesar de que Ghissella era i mejor amiga, éramos todo lo contrario, ella era popular, ostentosa, materialista y altiva; en cambio, yo formaba parte del grupo de los invisibles y entre cuchicheos escuchaba decir ¿Esa es tu hermana?, es una tonta.

No era tonta, solo que aquella vida, no era mi vida, se convirtió en mi vida cuando cumplí 17, y me enamoré de un chico, el chico más lindo que yo jamás había visto, era alto, cabello castaño y los ojos negros más raros que jamás fuese visto, allí comencé a cambiar, aunque nunca dejé de ser tímida y nunca perdí mi costumbre de abrazarme, eso nunca se fue, el chico cuyo nombre olvidé, se fijó en mí, en mí y no en mi hermana, me amaba, era todo lo que se podía esperar de un novio, solo que cuando mi dieciocho cumpleaños se acercaba, me dijo que tendría que mudarse, que era algo de vida o muerte, que me dejaría y que no podía seguirle.
El día antes de mi cumpleaños, me quedé helada cuando mi hermana, mi querida hermana Ghissella salía de la casa con mi novio, y eso no fue lo peor, lo peor fue que lo llevaba tomado de la mano y al dejarlo en las afueras de la mansión, los seguí y el la besó, ese día sentí una puñalada, un dolor punzante que supe que jamás se desvanecería.
Esa misma noche enfrenté a Ghissella, le dije lo traidora que había sido, que porque me había hecho eso, cuando sabía lo difícil que había sido para mí adaptarme… ella solo hizo silencio y me dijo que me amaba, pero que en realidad se había enamorado de él, que se irían juntos, que el día de nuestro cumpleaños partirían y que no los volvería a ver jamás, esa noche ella me entregó su brazalete, el que le había dado nuestro padre al cumplir doce años, a ella un brazalete y a mí un medallón (Que hacían juego)… Mi hermana me pidió perdón y tomó mi mano y jamás olvidaré sus palabras “Nunca te quites este brazalete, será un recuerdo de nuestra hermandad y será tu boleto a una nueva vida, te quiero hermana”.
Me lo dejé puesto pero quería quitármelo, no podía perdonar una traición como aquella, más aún cuando yo estaba tan enamorada de aquel chico, además, ¿Por qué se iba con ella y no conmigo?.. El día de mi cumpleaños lo supe.
Era madrugada, dormía y escuché una suave brisa que me despertó, Ghissella y yo nos habíamos quedado dormidas en los sillones de la sala, ella frente a mí, abrí los ojos y no pude creer lo que vi, él, mi novio, estaba sobre ella, ¿Besándola? No, ella estaba inconsciente… di un chillido y me dispuse a correr… vi a mi hermana caer en el sofá, con los ojos en blanco, sin vida ¿En que momento se había movido? El chico estaba junto a mí, tomando en su mano la mano en la que llevaba el brazalete puesto, se llevó mi mano hasta sus labios y me dio un beso... “Esto es lo que querías Ella, ahora te daré el mejor obsequio que jamás te hallan dado”… No sabía si gritar o huir, no había escapatoria, lo miré a los ojos, un rojo centelleante… ¿Ella?, yo no era Ella, era Ghissy, Ghisselle, en ese momento entendí a mi hermana, murió, se sacrificó por mí, no me traicionó, me había salvado.

De mi vida eterna…
Lo último que recuerdo de ello, mi vida humana, es que él me beso con suavidad y me susurró al oído: “Hiciste una buena elección Ella, te amo, y ahora espero que estés conmigo por la eternidad, era tu hermana o tú, y la verdad es que te prefiero a ti”, recuerdo una punzada en mi cuello y lo demás, dolor y más dolor, un dolor que recorría mi cuerpo, parecía eterno, hasta que, ¡Puf! Se apagó, abrí los ojos lo vi, vi sus ojos rojos, me sentía diferente, fuerte, pero extraña, como… como sin vida, y técnicamente, así era.
Me puse de pie, aún llevaba puesta la misma ropa con la que me había dormido, pero no recordaba muy bien lo sucedido. Él me invitó a comer y la verdad es que no tenía hambre, tenía sed, una extraña sed que recorría mi garganta, era una sed extraña, además, mis sentidos se habían agudizado, podía ver todo mucho mejor; era muy extraño todo lo que me estaba sucediendo, no lo entendía.
Cuando salimos, también me di cuenta que mis reflejos era mucho mejores y que mi olfato percibía olores a l perfección, recuerdo que fuimos a un callejos oscuro, donde habían un par de chicas muy borrachas, tirada una junto a la otra, acababan de salir de la discoteca de la esquina, y estaban en el piso con las botellas en las manos, él me dijo que me mostraría como hacerlo y que luego yo podría disfrutar de mi primer cóctel. Cuando lo vi, quise haber muerto, recordé lo que había pasado con mi hermana, recordé toda mi vida humana, y odié todo aquello, cuando la chica cerró sus ojos y quedó inmóvil en el piso, me quedé petrificada junto a la pared, el olor de su sangre martillaba en mi garganta pero también la expresión de terror que tenía la otra que ya se preparaba a correr; él la tomó por un brazo y me hizo señas para que hiciera lo que él, negué con la cabeza.
Dejó correr a la chica y se paró frente a mi, me preguntó que me pasaba, y yo estaba demasiado perturbada como para responder… ¿Qué sucede Ella?, aún pensaba que yo era Ella, Dios, hubiese preferido aquello, sentí como me contraía, si fuese tenido lágrimas, fuese llorado... ¡NO SOY ELLA IDIOTA, SOY GHISSELLE! Le grité, y le salté encima, mi fuerza era realmente increíble, derribamos toda una pared, yo encima de él tratando de derribarlo con todas mis fuerzas, recuerdo haberle roto el cuello y haberlo dejado allí, creyéndolo muerto…
Pasé tres días o más corriendo sin rumbo, pasé un par de veces por mi casa, evitando que alguien me viera, vi un par de anuncios de mis tíos, ofreciendo recompensa, tratando de dar con mi paradero, pero aún no entendía mucho sobre en lo que me había convertido, no podía regresar mientras esta sed me estuviese matando, caminaba por el bosque cuando la vi, una chica que había estudiado conmigo en la escuela, en España, que había sido mi amiga cuando yo tenía doce años, pero aun tenía el mismo aspecto, era la misma chica, me llevó con Sharon y ella se encargó de instruirme y explicarme todo sobre lo que era.
Ese mismo día caminamos hasta el bosque, ella me dijo que había tomado una buena decisión a no tomar sangre humana, ya que eso me saciaría mi sed, pero acabaría con muchas vidas, que merecían la pena vivir. Un tigre, el sabor más delicioso que jamás había sentido, en mi vida humana, la comida no era para mi un manjar, pero aquel tigre, lo había sido. Sharon me dijo que podía hacer una vida normal, que podía pasar cierta cantidad de tiempo con los humanos, y que hasta podía ir a la universidad, pero no dejar pasar muchos años porque se darían cuenta de lo que soy y que eso no era bueno ya que en cierta forma habían reglas, me habló de los Vulturis, que eran algo así como la mafia de la comunidad vampírica, también me habló de los Cullen, una familia, la familia de Vampiros mas grande que había hasta esos momentos, y que además eran de los pocos que consumían solo sangre animal y además que había entre ellos un híbrido que hacía pareja con un licántropo, todo aquello me pareció asombroso… después de todo mi vida no era tan mala, aunque me aseguraría de vengar algún día a mi hermana, ya que Sharon me contó, que los vampiros solo podían morir si todos sus restos eran quemados, y eso no había pasado con aquel chico, solo lo había lastimado, pero seguía por allí asesinando personas.
Cuando me acerqué a mi casa cometí la primera imprudencia como vampira, me dejé ver por María, la señora de la cocina, casi cayó del susto, y yo pude sentir algo diferente, no se porque lo hice pero vi todo a través de sus ojos, escuché dentro de su cabeza, le susurré: No recordarás haberme visto… y ¡gualá!… Soy Sara, dije con acento francés, y vi a través de sus ojos como mi imagen se transformaba, seguía siendo yo, pero sus ojos se tornaron vidriosos un segundo ya al otro me miraba fijo y me decía “¿Almorzará?”, negué con la cabeza y subí rápido las escaleras, mi cuarto seguía intacto y el de mi hermana.
Afuera habían varios anuncios ofreciendo recompensa por mi paradero, pero eso era imposible que alguien supiera donde estaba yo, técnicamente había muerto, así que esa fue la ultima vez que estuve en aquella casa, hace diez años pasé cerca de allí, pero no me atreví a entrar, no pude.
Desde aquel momento entendí que mi vida había cambiado, me abracé a mi y decidí tomar mi camino, y Sharon ha sido la única que me ha ayudado.

Datos extras: Estoy recién mudada a Forks, un pequeño pueblo donde al parecer podré llevar una vida más normal de lo usual, ya que no tendré que usar frecuentemente mi poder para hacerle ver a la gente que no brillo ante la luz del sol, comenzaré en secundaria y me matricularé una vez más en la universidad, ya Sharon arregló mi papeleo para demostrar que existo y que tengo una vida diferente y que voy a cursar la secundaria, ah y que tengo 16, y estoy a punto de cumplir 17, cada vez más joven, para poder crecer más y pasar más tiempo llevando una vida normal.
Me mudo a Forks porque aparte de ser un sitio lluvioso la mayor parte del tiempo, parece un lugar tranquilo, sin vampiros carnívoros acechando, acabando con los humanos… pero al parecer eso es algo imposible.
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