Te nesecito / 21 de sep 23:pm / Reservadisimo ♥

Estaba viendo caer la lluvia en mi ventana, me sentia sola aunque tenia a Prest en mis brazos.
Lo deje en su cama, mientras mi abuela dormia,.
Me vesti, lo necesitana, me sentia sola. No sabia si era pura melancolia, o me estaba volviendo co-dependiente.
No queria molestarlo, pero mi corazon lo pedia.

No sabia si era por el hecho de que mi momento del mes se acercaba y nesecitaba mimos de mas, y el calor de mi lobo.Se que solo habia estados tres dias sin el pero era demasiado.
Sali de mi casa vestida con un jean ajustado azul clarito una boina hecha por mi abuelita, una camiosa de algodon gris y bastante larga aunque con escote en V, me encantaban. Y sabia que a el tambien.
Me subi al antuguedad de mi abuela, entiendase como carro.
Y escuchaba una cancion viejisima de un cantante latino que tubo mucho exito en su epoca, que no hizo mas que querer mas a Shane al lado mio.

Llege bien, era la segunda vez que salia de noche con el auto sin permiso, y por suerte no lo volvi a estrellarlo.
Estaba orgullosa de mi misma. Estacione y apage el motor, no sabia si entrar. Era media noche y el siempre estaba en la puerta cuando iba a su hogar, me presentia. Pero esta vez no estaba,
Yo tenia unas muy lindas sorpresas para el.

Estaba solo, bueno solo acompañado con mis pensamientos en los cuales estaba más que claro que Chiara estaba en ellos. Con un libro en mis manos trataba distraerme, era imposible tenerla a esta hora conmigo, ya era muy tarde y estaba seguro que su abuela jamás la dejaría venir a estas horas. Llevaba diez minutos “leyendo” y aún no pasaba una página, ¿era eso normal? No, no lo era.

Cuando escuché el sonido de un coche que se acercaba, vi la hora, no imposible que fuera ella, era muy tarde. Pero el coche se detuvo frente a la caso y me levanté con rapidez, tirando el libro al suelo, sin saber donde había caído, de todos modos eso ya no era importante Chiara lo era más. Mientras me acercaba a la puerta sentí su olor, ¿Dios que hacia aquí a esta hora?

Abrí la puerta y la miré de mala manera aunque mi corazón se aceleraba al verla tan hermosa ¿por qué era capaz de derretirme solo con su presencia? Bajé el pórtico con calma y las manos en los bolsillos. Pero ¿y si le había pasado algo que había venido, su abuela estaría bien, todo estaría normal? Bajé aún más rápido y ya estaba a su lado.

- ¿Está todo bien, no tienes nada, tu abuela, tu hermano? –estaba preocupado, pero al ver el rostro relajado de mi novia, supe que no había pasado nada- ¿Qué diablos haces manejando a esta hora, qué pasa si te hubiera pasado algo, si un loco hubiera estaba al volante? –al parecer la estaba asustando- Lo siento no quise ser agresivo, pero me preocupé verte a esta hora.

Sabia que el no queria ser asi conmigo, pero que el miedo de verme fragil lo hacia actuar asi, como una pequeña y perfecta bestia.
Mi no tan pequeña y perfecta bestia.

No queria arruinarle su cumpleaños, que por cierto, seria enna hora maso o menos minutos.

- Amor, ¿no puedo solo estar aqui por que me encanta tenerte conmigo? - rei con una risa de mala calidad, super falsa. - No te preocupes - sabia que lo habia notado - esta noche y mañana seran como un sueño, despuel podremos volver a la realidad ¿Me haces ese favor? - le sonrei dulcew y honestamente.

Le extendi mi mano en busca de la suya para que me ayudara a salir del auto. Tome mi cartera , con el segundo de los regalos dentro.
o parte de el. [AJJAM]

Me tomo la mano y me llevo de la cintura hasta la sala de su casa.
Me saque mi chaqueta. Me le hacerque y lo bewse despacio.

- Te extraños, tres dias sin ti son una pesadilla. SIento que todo es caos - abrazandolo

Me había mantenido en silencio en todo momento, desde que la había ayudado a bajar del auto, hasta que habíamos entrado a la casa, pues de lo contrario, estaba seguro explotaría y no sabía de qué manera. Chiara me hacía salir de control de todas las maneras posibles y ella no tenía ni la más mínima idea de cómo se colocaba mi corazón cuando comenzaba a pasar miles de imágenes de cosas que le pudieran estar sucediendo cuando no estaba a mi alcance.

Me alejé un poco de ella cuando me había dado el beso, no por rechazo y ya me aseguraría de que lo notara. Tomé su chaqueta, su cartera y otras cosas que traía en las manos y las dejé caer contra el sillón más cercano a nosotros. Puse las manos en los bolsillos de mi pantalón y comencé a acercarme lentamente a ella, como un cazador a su presa, con un licántropo preocupado hacia su amada.

- Creo que aún no te has dado cuenta del peligro que has corrido al venir aquí –comencé dar lentos pasos hacia ella- Desde el día en que ese infeliz se atrevió a acercarse a ti y hacerte daño que paso cada día con el dolor de saber que si no estás junto a mí, algo podría pasarte –me detuve para liberar un poco de la ira que había comenzado a formarse.

Tomé un poco de aire, respiré varias veces y volví mi mirada a ella de nuevo formando una pequeña, pero aún preocupada sonrisa, después de todo no quería que se sintiera aterrorizada conmigo.

- Ahora quiero que me prometas –ya estaba frente a ella y liberando mis manos de la prisión de mis bolsillos las coloqué en sus hombros- que me llamarás cuando vengas aquí, por favor, así me libras del tener que enojarme y más aún preocuparme.

Chiara había quedado prisionera entre mis brazos y la pared. No pude evitar sonreír ante aquella favorable situación.

- Del único peligro que quiero que te enfrentes es a mí –y tomando su mentón en mi mano me acerqué para besarla.

Si Chiara supiera que solo eso bastaba para calmar a la bestia en mí, tendría mucho a su favor, pero quería ser yo quien dominara, por lo menos en este momento. La atraje hacia mí con uno de mis manos libres y con la otra cómodamente alojada en su cuello, me dejé llevar, dejando atrás toda la preocupación que podía haber llegado a sentir. La amaba con toda mi alma y era más de lo que había podido llegar a pedir.

- Tienes razón –dije entre besos mientras me dedicaba a su cuello y mi manos ahora cómodamente en su cintura aventurándose a tocar su piel- tres días son demasiado tiempo estando separados, te prometo –su piel era tan suave y su olor me dejaba atontado que muchas veces debía volver sobre mis palabras para recordarlo- mmm te prometo que eso cambiará.

off: siento nuevamente eso que te dije, de verdad y Shane también lo siente.
off: lo siento me enspirè por eso tan largo.

OFF: quedate tranquila !! u.u

- Uff - resople solo parami hipoteticamente en mi cabeza.

Lo habia distraido de mi mala imitacion de "esta todo bien". ¬¬
Era patetico en mi, mas con el. Yo me volvia transparente y sabia todo sin que suelte palabra.
Pero esta vez no se lo haria facil. El punto era que no lo sepa, no arruinar su cumpleaños.

- Shane, ¿que hora es? - le pregunte alejandome lo mas minimo, para encontrar un relog - Dentro de pocos minutos es tu cuple y tengo dos cositas especiales para ti. [ajjam] - le mencione ya traviesa. - Una parala madrugada y otra para el desayuno -

Mi humor habia cambiado, y para bien. Muy bien.
Eso era hermoso de ser bipolar, en estas cuestiones te salvaba.

Regalos, amaba los regalos y en ese sentido podía llegar a compórtame como un niño cuando tenía uno frente a mí. Mi madre me había acostumbrado a aquello, cada oportunidad que tenía la utilizaba para malcriarme con un regaño y ahora mi preciosa y encantadora novia me iba a deleitar con dos, esto sería bueno, muy bueno.

Había logrado que mi enojo se desvaneciera y que me alera un poco de ella, pero no duraría por mucho tiempo, la tendría toda la noche para mí y también al otro día, podríamos ver una película comer algo, o lo que sea, después de todo no planeé ninguna fiesta y no creía que Chiara hubiera planeado una sorpresa. Pero por ahora seguiría le juego.

- Aun falta media hora –dije tomando ambas manos con las mías y apoyándolas en la pared- así que aún no es hora de que me des mis regalos, además me gustan las sorpresas y más aún abrirlas cuando estoy ansioso –le dije justo en el momento en que alzaba una ceja y la miraba con picardía.

¡Dios! Nunca me había comportado así, no tenía ni la más mínima idea de donde se había ido el Shane Rumsfeld tímido, pero la verdad es que no estaba seguro si lo quería de vuelta, ni tampoco si Chiara lo querría.

Aprisioné sus dos manos, solo con una de las mías y con otra me detuve a “jugar” aún con 21 años podía comportarme como un niño. Deslicé mi mano lentamente por su brazo hasta llegar a su hombro y subiendo por su cuello hasta su boca, delineé sus labios.

- ¿Podrías darme una pista, sobre de que se tratan mis regalos? Debo admitir que estoy ansioso –dije susurrando en su oído.

Su carita de angel, con su blanca y erfecta sonrisita.
Me daba tanta ternura, ..., hasta cierto punto me dio ternira luego cambio, bastante.

- POR FIN, SII - pense -SE DESPERTO EL SHANE QUE NESECITO EN ESTA SITUACION -

Comenzea reir cortadamente, me estaba empezando a subir latemperatura y me corazon se aceleraba.
Al menos yo tenia planeado seguro, todo lo que pasaria esa noche, en sus sabanas.
Ahora, ¿como darselo a entender a mi lobo?.

Me deje llevar completamente por su ardor y descontrol.
Se sacaba, en tres segundos habia cambiado completamente, del chico timido y preocupado al ardiente y pervertido.
Porque asi lo era, yo era una inocente niña de 18 años y el se estaba por convertir en un dezvergonzado de 21 años.
Mire hacia me cartera.

- ¿Le liberas la mano un segundo a tu presa? - le dije con ojitos de perrito mojados y una voz de pequeñita, sabia que le encantaba.

Cuando me solto, lo empuje apenas, pero el se habia dejado llevar y cayo hacia el sillon dond estaban mis cosas, solo que en la otra punta.
Me le subi encima de pienas abiertas.
Como montandolo. Ahora era mi turno de ser depredadorA.
En mi cartera ademas de muchas cosas, habia especialmente para esta ocacion uno de esos aerosoles de crema batida.
Le abri su camisa y esparci un poco por su pecho.
Luego obviamente la lami y saboree suavemente.

- ¿Listo para la el precalentamiento del primer regalo, lobito? -

Decir que me encantaba lo que estaba sucediendo era poco. Hace tres días que no la veía y se estaba notando la necesidad el uno del otro y lo que estaba ocurriendo, me gustaba y bastante. Desde aquel día en que había ocurrido el corte de inspiración por la falta de precauciones que no había podido dejar de pensar en todo lo que hubiera pasado. Claro habíamos seguido con pequeños juego, pero nunca seguido y al parecer esta noche sería diferente, había hablado de regalo y yo estaba más que dispuesto a abrirlos, pero lo haría lentamente disfrutando del obsequio.

- ¡Dios! –susurré sin poder evitarlo al ver lo que estaba haciendo. Su sexy falda roja se había subido solo unos centímetros al adoptar esa nueva posición dejando a mi vista esas hermosas piernas de diosa. Iba a dedicarme a ellas cuando mi camisa comenzó a separarse y algo salido de su cartera me congeló, pues en ese momento supe lo que haría.

Su boca se había hecho cargo de toda la crema que hace solo segundos se hallaba en mi pecho, la imagen de ese momento no la olvidaría jamás. Chiara Landi había llegado a mi vida y cambiándola por completo me había vuelto el hombre más feliz de la tierra.

- Estoy listo para lo que sea amor –le dije en el momento en que me levanté y con algo de fuerza pero tan excesiva para causarle daño, la tomé del cuello y la acerqué a mis labios. El beso tenía algo de desesperación, desenfreno y un fuerte sabor a crema, mientras que su otra mano se preocupaba de los botones de la blusa de ella, estando ahora en iguales condiciones, solo que ahora era mi turno del siguiente movimiento.

Aún besándola comencé bajar su camisa por los bordes de los hombros al momento en que mis besos descendían por su cuello besando cada parte que su blusa dejaba al descubierto. Partes que ya conocía, pero que nunca me cansaría de observar.

- Aún no son las doce y me están incitando a seguir abriendo mis obsequios –dije con la voz miles de tonos más bajos por la excitación que comenzaba a sentir.

Ay por dios, ¿porque esta situacion me hacia recordar tanto a una de esas historias donde todo terminaba bien si este no era el caso?.

Me sentia tan sucia, y no del divertido sentio de la ocacion.
El entregaba todo de si a mi, y yo no podia hacerlo como se debia.
¿Habia una manera en particular?, si con amor y devocion.

No pensaba arruinar esto, no por segunda vez.

- Basta Chiara - pense - Tus problemas para despues. -

Y deje que su elevado calor me derritiera con el.
Sus manos sobre mi espalda, luego mis hombros.
Hacian que me olvide paso, a paso de mis malos pensamientos y me sintonizaba en su misma onda.

- Los regalos se habren a las doce, pero eso no quiere decir que no puedas echar un rapido vistazo. - dije

Mire hacia mi cartera, alli como ya lo sabia, estaban todos los artefactos que conocia, nesesarios para esta situacion.
Condones entre ellos.
Los oculte lo mas alfondo que pude de mi bolso, sin que el lo notara.
Por algun motivo no queria que los encuentre.
Y no para que no pase, porque el era un caballero y sabia que me respetaria sea cual sea mi decicion. Lo sabia

Con el problema de mi abuela sentia que me quedaba cada vez mas sola. Como siempre. El unico que quedaba era mi hermano.
Pero esta vez no era seguro ya que yo habia cumplido 18 y no sabia a donde me mandarian.

Pero si me tenia que ir a alguna institucion en menos de un mes.
Quera hacerlo con algo de Shane conmigo.

Note que me habia quedado, tildad, sin hacer nada.
Para disimular lo bese.

Sonreí dentro del beso que Chiara me había dado. Desde hace algún tiempo que había comenzado a adorar cada cosa que ella hacía. Cada movimiento, gesto, sonrisa, mirada, todo, hasta sería capaz de hacer un altar con cada una de las cosas que adoraba de mi novia, porque si, era mía y solo mía. No sabía muchas cosas de su pasado y últimamente lo poco que nos habíamos visto, no ayudaba en mucho a esa situación. Quería saber todo de ella y francamente el estar en esta situación no ayudaba mucho.

La deseaba mucho, más de lo que había deseado antes, pero después de todo, quería que esto fuera con calma, con cuidado, delicadeza y perfecto, no tan solo u desborde de pasión. Así que disfrutaríamos un poco más de ambos y luego las cosas cambiarían, después de todo, tenía razón, aún no era mi cumpleaños y quería “abrir” mis regalos cuando fueran pasado las doce.

Mientras Chiara se dedicaba a besarme, me deshice de mi camisa y la dejé muy cerca al alcance de mi mano no como la de ella que no tenía idea de donde la había arrojado, pues la mía después la necesitaría. Deslicé mis besos por la delgada extensión de su cuello y ahí me entretuve unos instantes.

- ¿Qué tan rápido sería ese vistazo? –pregunté entre besos mientras me acercaba peligrosamente hasta el borde de su sujetador, mientras mis manos se entretenías deleitándose con sus piernas, suavidad mejor que la seda, tentación peor que cualquier pecado- Supongo –me separé un poco de ella y tomé mi camisa entre mis manos- que ya ha pasado el rápido vistazo –tomé una de sus manos y la besé antes de pasarla por una de las mangas de mi camisa- siempre he sabido que la cena viene antes de la entrega de regalos - pasé la camisa por detrás de su espalda rozando su piel descaradamente, tomé su otra mano, besándola del mismo modo y la pasé por la otra manga.

Había pensado que era lo mejor. El ansia de algún modo hacía que luego pudiera disfrutar más de los regalos y sin duda el que iba a recibir luego sería uno que ambos disfrutaríamos o por lo menos, eso era lo que yo quería.

- Quiero preparar la cena –dije besando entre sus pechos mientras cerraba el primer botón de su camisa- quiero que veas y disfrutes de lo buen shef que puedo ser –besé su cuello y cerré otro botón- quiero deleitarte de los placeres de lo que mis manos pueden llegar a preparar –susurré cerca de su oído y cerré otro botón- y luego comportarme como un niño y abrir mis regalos –me puse de pie con ella entre mis brazos y la bajé lentamente hasta que sus pies tocaran el suelo- ¡Dios! Te ves condenadamente sexy con mi camisa –le sonreí alzando una ceja y bajando subiendo mi vista hasta sus ojos- ¿Qué opinas, vamos a cenar juntos?

Sabía que era algo raro después de lo que habíamos estado haciendo, pero ella me había provocado y yo solo seguía como su esclavo que era. Pero ahora sería yo quien provocaría, sería luego mi cumpleaños y me lo merecía no, después de todo algo de comida, con postre final, era lo más normal del mundo.

Shane me visto con el mismo cuidado con el que se limpia a una muñeca.

- ¿Un hombre preparando la cena o simplemente cocinando?, eso si que es algo para ver - dije ironica.

Me sente en la mesada a un costado, se suponia que trabajaria alli.
Cada vez mi falda estaba mas cerca de mi ropa interior que de mis rodillas.
¿Importaba?, no.
Yo solo queria admirar ese cuerpo, ahora semi-desnudo, de ese ser precioso que era.

- ¿Que piensas hacer? - dije - ¿Un Shane de chocolate? - me relami los labios ante la idea.

Había entrado en serias dudas si era seguro colocarme a cocinar con tal distracción sobre la mesa en la que realizaría mis labores culinarias. Chiara se había sentado en aquella mesa, mostrando descaradamente sus piernas haciendo que mi autocontrol comenzara a temblar y que mi anatomía empezara a modificarse, ambas cosas problemáticas para cocinar, pero ya me había visto en aquellas circunstancias muchas veces, en realidad cada vez que estaba junto a mi novia, así que veía en cierto modo, con algún tipo de fortaleza a sus encantos.

- No es una mala idea, pero no tengo pensado hacer aún el postre, en realidad creí que tu lo traías y podríamos compartirlo –me había acercado hasta ella afirmándome solo en sus rodillas, pero pronto me alejé, podría resistir, pero no quería arriesgarme- pero por el momento, comencemos.

Había comenzado a hacer la cena, no era nada algo elaborado en realidad era solo una carne con abundante ensalada de todo tipo y con un secreto algo raro que me había dado mi madre, chocolate sobre la carne. Sabía que podía ser raro, pero la primera vez que lo probé, había quedado fascinado. Mientras había estado vertiendo el chocolate sobre la carne y un poco sobre la ensalada, pensé en que si ella quería algo de chocolate yo se lo daría.

- ¿Quieres probar? –le dije cortando un pequeño trozo de carne y untándolo en el chocolate, pasé con intención sobre sus piernas y en ellas cayó el tan preciado dulce del pecado- ups –dije con mirada de inocente- tendremos que limpiar eso –alejé el tenedor que había estado ocupando y lo dejé a un lado.

La miré tratando de ver que pensaba que yo haría, pero a esas alturas me parecía algo obvio. Me incliné sobre ella, alcé mi tan preciada y juguetona ceja y sonriendo me acerqué hasta sus piernas, depositando besos hasta llegar al lugar donde estaba el chocolate. Lamí con tortuosa lentitud y con un propósito, hacer que mi amada novia, se volviera loca de placer y contagiármelo a mí, envolver la cocina en ese entorno y porque no, mandar la comida al demonio, ya tendríamos tiempo para comerla.

Pero no sería yo quien diera ese pasó, ya me había percatado que eran las 12 y 30 minutos, hace media hora que ya era mi cumpleaños y dependía de Chiara si ya podía o no abrir mis regalos.