[PM 18] Perdiendo más que solo unos botones /14.08 00.00 hrs / Reservado

Habíamos llegado con calma a mi casa, después de todo nada nos apresuraba, y caminado con ella era lo único que necesitaba. Pero estaba nervioso, pues aunque tenía 20 años para mi también esto era nuevo, tanto o más que tal vez para ella. Entramos con calma y todo estaba en silencio y a oscuras, si lo veíamos por un lado la escena era perfecta, pero no podia, se vería demasiado ansioso y lo menos que quería era que ella lo hiciera solo para satisfacerme, así que me acerqué rápidamente al interructor.

- mmm quieres comer algo, haz estado todo el día sin comer más después de la experiencia que has tenido hoy, necesitas azucar en la sangre, por favor complaceme al menos con una coca cola, por favor -le pedí.

Fui rápido a la cocina antes de que pudiera reclamarme algo y saqué un refresco de el congelador.

- Bébetela y me sentiré feliz.

Llegamos a la casa de Shane mas calmados. Mi temperatura bajo pero no llegando a ser la de costumbre.
El estaba muy preocupado por mi, como siempre me trataba como una reina.

Parecia que queria que todo lo que iba a pasar, se daba del modo perfecto-imperfecto.
Shane prendio la luz rapidamente. No queria que piense anda en otro tono.

- No tengo sed de eso Shane - continue - la bebere con una condicion, aunque tu felicidad es un gran intercambio.-

¿Acaso el se habia olvidado del porque ir a su casa?, no importaba yo estaba alli para recordarselo.

- Si la bebo, luego apagamos las luces y me castigas por haber hecho trampa en el bosque, y me saciare de mi verdaddera sed, ¿Trato? - dije muy divertida con mi imaginacion

Me acerque a el y le quite el refresco y lo apoye en la mesada de la cocina. Tome sus manos y las pose en mi cintura.

Y luego lo bese apacionadamente, lo haria una y otra vez, sus labios me tenian adicta a ellos. Su boca, su cuello y todo su cuerpo seria victima de mi.

Cuando dejó mis manos en su cintura, no pude evitar traerla más a mí y pegarla a mi cuerpo. Habíamos pasado por tantas cosas que ahora lo único que necesitaba era demostrarle cuanto nos pertenecíamos ambos. El deseo volvió a apoderarse de mí en ese momento y no pude evitar acercarla contra la mesada en que había dejado el refresco que tenía pensado para ella.

Me estaba volviendo loco a una velocidad inimaginable y haciendo que mi cordura que siempre estuvo presente en cada situación que vivía, fuera la primera en largarse en esos momentos. Así ya asumido que mi desborde de deseo no se iría de otra forma que no fuera haciéndola mía, me dejé llevar. Fui formando un camino de besos hasta su cuello donde me mantuve bastante tiempo mientras la tomaba de nuevo y la colocaba sobre el mueble y me acomodaba entre sus piernas como si fuéramos dos partes de un rompecabezas que encajaban a la perfección.

- Te amo –le dije entre besos- te deseo –mi voz salió varios niveles más bajo que lo normal- te necesito –dije al final pasando mis manos bajo su vestido.

En ese momento detuve mis besos a regañadientes y mirándola con una tímida sonrisa, pues solo Dios sabía cuan nervioso me encontraba en ese momento, pasé una de mis manos bajo sus rodillas y la otra afirmando su espalda y la levanté.

- Vamos mi princesa –le dije para luego dirigirme a las escaleras y subir hasta mi habitación.

Me tomo entre sus brazos y me llevo hasta la mesada donde estaba el refresco, estaba tan fria a contraste de mi calor.

Shane se habia tornado mi presa, ¿gracioso, no?, estaba enloquecida, nesecitaba su piel cubriendo la mia, el tenia que ser parte de mi, bueno a otro nivel.

Cuando dejos sus apacionados besos de lado tomando mis piernas por debajo de mi vestido, lo note nervioso. No queria verlo asi, lo queria comodo.

- Shane, yo te amo aun mas, aunque no lo creas. Tu eres mi mayor pecado, te he deseado en mas modos de los que conoces. - me sonroje ante mi confecion

El me tomo en sus brazos y me llevo por las escaleras hasta llegar a su habitacion.

Comence a besar su cuello .

- Perdona, pero no hay manera, vives tentandome -

Segui besando su cuello, pero esta vez baje de sus brazos y comenze a quitarle uno por uno los botenes de su camisa.

Cada vez que un boton dejaba libre un espacio de su pecho yo lo besaba, estaba totalmente adicta a todo su ser.

Oh la entendía perfectamente cuando se refería a lo que eran las tentaciones, pues ella era una constante tentación en mi vida. Aquellos inexpertos labios rozando la piel de mi pecho, provocando que mis manos se sintieran inútiles y no supieran que hacer. Sus palabras en algún momento me hicieron sentir confianza, pero cada vez que pensaba lo que se acercaba, mis manos sudaban más, no sabía si era de los nervios o del calor que estaba sintiendo.

- No te imaginas lo que es que un lobo llegue a sentir calor, eso es preocupante –le dije sin poder controlar mis palabras, pero sonriéndole también para que no tomara tan en serio mis palabras- Necesito algo de control en esto y tu lo mandas lejos con cada beso que me das.

Decidido a nos yo el único que disfrutara de esto, le tomé de las muñecas, ya que había terminado de desabotonar mi camisa y la presioné contra la puerta cuando ya finalmente estábamos dentro de mi habitación. Jamás volvería a ver aquel cuarto con los mismos ojos, ya no, sería ahora el lugar donde había entregado todo a la mujer que me había quitado la razón. Con sus manos a ambos lados de su cabeza me dispuse a mirarlas. Su pecho subía y bajaba con rapidez, sus mejillas estaban sonrojadas, sus labios ligeramente abiertos y su frente presentaba unas pequeñas gotitas perladas por el sudor que mi calor le proporcionaba.

- Sabes que nunca me cansaré de mirarte, podría vivir toda una vida así, solo mirándote y disfrutado de tu belleza –bajé mis vista con calma hasta posarla en sus pechos, ni pequeños ni exuberantes, pero para mi simplemente perfectos- aunque.. –sonreí con malicia- no me molestaría ver un poco más y sentir un poco más, tocar un poco más, disfrutar de un poco más.

Tomé ambas manos de ella y las afirmé con solo una de las mías mientras la otra bajaba con malvada lentitud por todo su costado. Acariciando su cuello, el borde de su pecho derecho, del cual no pudo reprimir un escalofrío, provocando que mi sonrisa se acentuara aún más, seguí bajando por el borde de su cintura, cadera, bajé por su muslo, hasta llegar por tercera vez esa noche al borde de su vestido.

- Nunca antes un vestido e había hecho perder el sentido, pero definitivamente después de esto comenzaré a quererlos puestos en ti –le dije esta vez mirándola a los ojos. Sabía que hacer los movimientos con calma, la hacía enloquecer, pues yo también lo haría, pero quería que tuviera tiempo en caso de que quisiera arrepentirse.

Solté ahora sus manos y ocupé las dos mías para subir su vestido, rozando cada parte de su piel mientras mis manos iban en ascenso. Sus muslos, ropa interior que me hizo cerrar los ojos ligeramente, pro abriéndolos al instante, su cintura, sus pecho, hasta finalmente sacarlo por sobre su cabeza, donde encontré el cuadro perfecto al llegara al cielo.

- ¡Dios! –solo pude decir.

Luego de besar su pecho, el tomo mis manos y me apoyo contra la puerta, por fin su calor contra el mio era iguales. Ahora habria una competecia de cuerpos, ajjam.

Me encontraba muy agitada, sin poder mirar otra cosa que no sea el, sus ojos ni su cuerpo. Mi mente estaba recordando imagenes con el en el bosque y su... se da por entendido.

Mi cuerpo lo reclamaba.

- Tienes razon, lo que dijiste es mutuo, te amo, - continue - Te deseo con cada milimetro de mi cuerpo, a cada milimetro del tuyo.- Mi boca no tenia control. Era como si cada pensamiento que teni en mi mente saliera para el sin permiso alguno.

El comenzo a inspeccionarme minusuosamente, desde mi rostro hasta mis pechos.

- No quedaras muy satisfecho - pense

Luego mi cara sonrio acompañando su sonrisa maliciosa, a amaba, amaba a todo lo que venga de el.
Las cosas que me decian no hacian mas que mimetisarme con el. Hacerme querer ser parte de el. Ser una sola persona.

El amor de mi vida tomo mis manos con una sola de las suyas.
Comenzo a dar un paseo por mi cuerpo con la mano que le quedaba libre. Empezo bien hasta que llego a mi pecho derecho, comenze a reir de nervios, no de incomodidad. Es solo que se sentia raro, nunca nadie lo habia hecho, salvo yo a bañarme porsupuesto. El recorrido acabo en el borde de mi vestido; por tercera vez alli.

- La tercera es la vencida - dije entre palpitaciones.

Luego de vencer a un vampiro, creia que un vestido era facil cosa con la cual luchar.

- Mis vestidos son solo para ti, siempre lo seran - continue sarcastica - pero mira si otro vampiro o lobo se tienta de mi. -

Continuo pero esta vez sin mis manos entre las suyas.
Quito mi vestido disfrutando de cada momento.
Estaba nervioso, lo cual me hizo reir pero al mismo tiempo me recordaron que yo estaba nerviosa.

Luego el exclamo.

- Dios es algo bueno, ¿no? - dije mirando su rostro detenidamente.

Luego volvi mi parte salvaje a tomar control de la situacion.
Mis manos rodearon su cuello. Bese su boca casi sin darle tiempo a respirar. Mis manos bajaron poco, a poco, hacia la hevilla de su cinturon. Lo abri con facilidad, era una experta a esas alturas.
luego simplemente lo deje caer, mientras a el lo empuje a la cama.

Parecia estar deslumbrado, pero mo estaba muy segura.
Me saque mis tacos rapidamente y me subi ensima de el enun solo movimiento.

Mi corazón sonreía ante cada palabra que ella había dicho y con cada movimiento que realizaba mi cuerpo reaccionaba con rapidez, algo que me tenía más que avergonzado en momentos como aquellos. Nunca había estado desnudo frente a nadie, bueno a excepción de mi madre cuando era pequeño, pero esto era completamente diferente.

Lo salvaje había tomado a Chiara por completo y debía admitir que una parte de mi estaba fascinado con esa parte de ella. Cuando había soltado la hebilla de mi pantalón, había tenido que reprimir en gemido de excitación que su roce me había causado. Estaba seguro que no se había dado cuenta de que ese pequeño roce había provocado mucho, pero me equivoqué, pues al empujarme contra la cama y acomodarse sobre mi, se daría cuenta, se eso, y de muchas cosas más.

Cuando la pude apreciar con ambas piernas alrededor de mis caderas, no pude evitar que mis manos se fueran directo a ellas y comenzara a acariciarlas, ya no estaba el vestido impidiendo que hiciera lo que quisiera con ellas. Eran tan suaves y solo mías.

- Dios es algo muy bueno –le comenté sentándome para poder atraerla hacia. mi y besarla nuevamente. Mientras movía un poco mis pies para que mis zapatos y pantalones quedaran perdidos en un rincón de la habitación, mientras que mi camisa también saliera volando luego que ella la hubiera desabotonado.

Ahora ambos estábamos en las mismas condiciones, solo con nuestra ropa interior, dos jóvenes sin experiencia, enfrascados en unos besos que se apoderaban más allá que de nuestras propias almas. Pero era increíble, tenerla solo para mi y más aún después de saber que ahora sería completamente mía. Acariciaba su espalda con calma, bajándola hasta su trasero que me volvió más loco al sentí un gemido de su parte y me detuve ahí solo para escuchar que aquellos gemidos eran provocados por mi. Pero luego fue mi turno, cuando a causa de lo que le estaba provocando hizo un movimiento que me mató.

- Si te mueves nuevamente así –dije con mi voz miles de tonos más bajo- no prometo poder contenerme por mucho más tiempo.

Su piel contra la mia era la conbinacion perfecta.
Sentir sus manos contras mis muslos causaron que mi piel se erize.
Tuve una sensacion rara, era,.. ¿un orgasmo?.

- Dios mio - exclame entre mi exitacion como pude.

Tuve que cerrar levemente mis piernas ya que las sabanas de seda hacian que me resbale y ademas, logre sentir que el parecia estar disfrutando del momento tambien.

Sabia que el no iba tomar la iniciatiba del siguiente paso ya que era uno muy importante y el era todo un caballero.
Lo tenia que hacer yo. Lleve sus manos hasta mi brussier y simplemente las hice desabrocharlo, no se negaron ellas tampoco.

Luego el parecio saber como seguir.

Si, me había vuelto adicto a escuchar sus gemidos y todos gracias a mi, causados por mi, volviéndome el chico más feliz de la tierra. Pero la sonrisa que se había alojado en mi rostro cambió se forma rápida al sentir como sus piernas se cerraban a los lados de mi cadera, haciendo que el contacto entre nuestros cuerpos fuera increíble y que el espacio entre nosotros fuera mínimo o casi nulo.

Pero Chiara no me había dejado reaccionar por completo, cuando tomando mis manos, las llevó hacia su espalada a la altura del broche de su brussier. Nunca antes lo había hecho, pero al momento de tener mis dedos en ese lugar, sentí que sabía perfectamente lo que debía hacer. Mis manos torpes se habían vuelto expertas. Mi ojos clavados en los de ella, casi sin siquiera pestañear, pues algo tan vano como eso podría provocar que me perdiera de cualquier gesto que su rostro expresaba.

Cuando finalmente logré deshacerme del broche, le sonreí con cariño y me acerqué hasta su hombro derecho, donde comencé a besarlo con la misma lentitud y cariño, acariciando su espalda, comencé a bajar el tirante con mis labios, haciendo el mismo gesto con el izquierdo. Me separé un poco de ella y tomando una gran bocanada de aire, lo dejé caer. Estaba frente a una Diosa que ya me tenía a sus servicios de por vida, simplemente ella debía ordenar y yo como fiel esclavo obedecería.

- Eres hermosa –susurré antes de reducir la distancia que yo mismo había establecido y devorando sus labios. El contacto de nuestros pechos desnudos fue increíble. Sentirla entregada complemente a mis caricias era indescriptible.

En un momento, queriendo absorber más de su cuerpo, la tomé con cuidado, colocando una mano en su cintura y la otra en su trasero y la di vuelta haciendo que su espalda tocara con la cama y yo sobre ella teniéndola a toda para mi.

- Chiara –le dije conteniendo un gemido cuando inconscientemente movió su rodilla rosándola contra mi bajo vientre- quiero que estés segura, pues aunque suene egoísta de mi parte, sé que si seguimos con esto no tendré el control para detenerme.

Mi cara de "acabas de cometer un error" fue suficiente, pero aun asi lo remarque.

- ¿De verdad?, ¿En serio a esta altura? - mi voz fue de ira pero cambio en una segundo cuando tome su rostro entre mis manos y aun asi estando abajo me lebante hasta quedar a su altura para besarlo de una manera loca y que de una vez por todas se despejen todas su dudas.

- Shane tu no me has presionado en lo mas minimo si estoy aqui es por que quiero - toci para aclara mi garganta apropocito y aclare - te deseo, demasiado como para controlarme y ya no me importa tu inseguridad porque lo has dicho, me deseas y no dejare que tus modales nos arruinen la velada -

Ya dicho eso me lebante de la cama liberandome de el y su cuerpo.
Me quite lo que quedaba de ropa en mi cuerpo.
Luego me acomode sobre el como estaba anteriormente.

- Dejame interpretar tu papel ahora, - y luego dando una imitacion de su voz dije - ¿Seguro?, ¿Realmente quieres hacerlo?, yo no te presiono. - comenze a reir ruidosamente, me avergonze de mi risa y tape mi bocota.

La verdad no sabía como ella era capaz de llevar todo esto, solo dejarse llevar. Pero yo no podía, era como si sintiera que todo el control de cargaba sobre mí. Pero Dios como pretendía eso cuando se había puesto de pie de una salto y estaba completamente desnuda sobre mi, toda, absolutamente toda sobre mi. Dios estaba muriendo de deseo y cierta parte de mi anatomía que ya me mataba.

- Jamás he estado más seguro de algo en toda mi vida –le dije ya cedido al placer- y créeme que no estoy para nada presionado –me senté para tener mi vista fija frente a ella, ya no había marcha atrás, este definitivamente sería el día en que Chiara Landi sería mía y de nadie más que mía.

Me acerqué a besar su cuello, sabiendo que la desesperaba el hecho que mis besos fueran calmados, pero estaban llenos de deseo. Su cuello sabía ala pastel más sabroso, mis besos sobre su clavícula que me llevaba hasta el comienzo de sus pechos. Nunca había hecho esto, pero por la manera en que sus gemidos llegaban hasta mis oídos, sabía que ella estaba disfrutando. Me detuve al comienzo de unos de sus pechos, estaba deseoso de probarlos, pero temía que me lo impidiera, aunque el gesto de su cabeza hacia atrás gimiendo contra mis besos, me incitó a seguir adelante y atreverme a disfrutar de tal manjar. Así lo hice y sería yo él único que sabría lo que era sentir eso, tal sabor, tal placer, tal encanto. Esta sensación era solo capaz de sentirla alguien que había llegado al cielo y yo en ese momento estaba ahí.

- Sabes condenadamente bien –le dije mientras la volteaba nuevamente para tenerla bajo mi control. Sería yo quien levaría esto, no ella, tenía que ser ella quien disfrutara y yo quien le diera placer- quiero que disfrutes esto Chiara y que nunca lo olvides –le susurré al oído. Luego me senté sobre mis rodillas y tomé unos de sus pies comenzando a depositar tiernos besos y subiendo con calma.

Continuaba por su rodilla, sus piernas eran suaves y tersas, nada que se lograra comparar con la seda, eso quedaba poco a su lado. Acaricié sus muslos con mis manos, mientras subía el camino de mis besos por el interior de sus muslos, escuchando cada vez más fuertes sus gemidos, pero sin lograr identificar muy bien que decían.

Iba por un camino perfecto, que se entregaba a mí y que poco a poco me hacía desfallecer de placer. Llegué hasta sus caderas y ahí sonreí al notar cómo se estremecía cuando besaba un punto ciego bajo su ombligo, me deleité deteniéndome en ese lugar pues sabía que allí disfrutaba. Pero yo ya no aguantaba más, estaba desesperado y lo único que quería en este momento era unirme a ella. Me paré en un fluido y en el omento que me disponía a deshacerme de la última prenda que nos separaba de nuestra completa desnudez, un ruido me detuvo y no fue hasta pasados unos segundos en que mi mente se despejó dl deseo que noté que el celular de Chiara sonaba en un rincón de la habitación.

- No puede ser –dije frustrado.

Ya era un sentimiento mutuo el de puro placer.
Hasta que derrepente un sonido comenzo a sacarme de mi transe.

Cuando logre localizar que el sonido venia desde el rincon donde estaba mi ropa arinconada, me quize morir.

- ¿Porque no lo apagaste tonta? - pense - ¿te vas a dejar interrumpir ahora? -

- Dios - exclame - y este no es bueno. - dije mirando a Shane con un poco de ira.

No sabia que hacer si lebantarme y atender o no.
Era obvio que era mi abuela, pero ¿si era Artrmisa o Sophie preguntandose donde estaban ya que nunca les avise?
O si habia pasado algo grave con Prest.

Esperaba que Shane me comprenda, que entienda porque me pare , tome el telefono, lo mire, decia Abuela, abri el celular y dije:

- ¿Que paso abuela, estoy algo ocupada? - dije disimulando algunos de mis jadeos, no queria que ella supiese eso, simplemente porque era mi abuela y ella no se debia enterar. Estaba un chiquitin sordita asi que no creo que le haya notado.

Estaba que moría y el maldito teléfono seguía sonando. Yo me había quedado con el proceso de mi completa desnudez. Vi a Chiara pararse rápido y tomar de un montón de ropa que estaba en el rincón de la habitación y encontrar su celular de pronto, contestando con bastante agitación.

Debo admitir que me dio algo de gracia verla desnuda y hablando por teléfono. Era su abuela y mi corazón se detuvo en un momento, si se daba cuenta que en lo que estábamos, Chiara estaría en problemas y yo creo que mucho más, si nos negaban a estar juntos mi corazón no podría soportarlo. Pero volví a sonreír cuando vi que Chiara debía subir mucho el tono de su voz para que su abuela pudiera escucharle con claridad. Y aprovechando ese momento y saliendo mi lado malvado, me acerqué a ella.

Mientras ella estaba hablando o gritando con su abuela, me deshice de la última prenda que quedaba para exponer por completo mi cuerpo y la dejé tirada por ahí, luego me acerqué a Chiara sin que ella me mirara y la abracé por la espalda, depositando suaves besos, mientras ella trataba de tranquilizar a su abuela y decirle que estaba bien, que estaba en la casa de una amiga y que llegaría mañana. Debió repetir al menos una tres veces aquella información, para que su abuelo lograra entenderla a la perfección, mientras yo, al parecer no ayuda mucho.

- Cuelga de una vez –le dije cuando ya comenzaba a despedirse- vamos Chiara si ella ya entendió –y quitándole el teléfono de las manos, notando que ya había colgado, lo apagué y lo tiré por algún lado. Colocándome nuevamente frente a ella.

Ya no habría marcha atrás, la deseaba y la necesitaba tanto o más de lo que ella sentía hacia a mí. Por lo que sin dejar que me regañara por lo que había hecho al quitarle el teléfono, la silencié con un beso, un beso el cual estaba cargado de todo lo que mi cuerpo y corazón sentían por ella. Con mucho cuidado y aún besándola, comencé a caminar haciendo que ella retrocediera para estar nuevamente en la cama. Caímos con cuidado y en todo momento sin dejar de besarla.

Tocaba cada parte de su cuerpo, memorizándolo en mi mente para nunca olvidarlo, tenerlo siempre en mi mente en cada momento y cada segundo. Pero ante tanto deseo, el cual había nublado mi mente, olvidé lo más importante.

- ¡Rayos! –dije deteniendo mis besos.

Shane estaba desesperado. Pude notar que mi tactica para eliminar su timidez habia dado resultado.

Al terminar la conversacion on mi abuela, que habia caido en mi engaño, sentia Shane. Y que no estaba con la ultima prenda que lo recordaba.
Me quito el teleono, lo apago y lo tiro por algun sitio de la habitacion.
Me beso, antes de que pudiese acotar algo y apartir de alli cai en sus encantos.
Me llevo hasta la cama que no se comparaba al la sensacion que sentia cuando sus manos rodeaban mi cuerpo.

De la nada se alejo de mi y maldijo.

- Amor, ¿pasa algo malo? - pregunte acariciando su pelo con mi mano.

Como había sido tan estúpido, me había cegado por el deseo y ahora todo tendría que quedarse hasta aquí, pues de ningún estaba dispuesto a seguir adelante teniendo en cuenta las consecuencias de lo que podría pasar, era simplemente imposible.

- Chiara –dije cerrando los ojos mientras sentí su tierno tacto en mi cabello- creo que debemos dejar esto hasta aquí –la frustración en mi voz era notoria y es que no podía haber sido más imbécil.

Es que simplemente era imposible que hubiera pensado que este día terminaría así, tantas cosas, ataques, discusiones y luego tenerla ahí frente a mi, solo mía, con el amor y el deseo saliendo por los poros y yo había olvidado aquel pequeño y gran detalle.

- ¡Dios! Esto es difícil –bajé el rostro y lo oculté en su cuello, reprochándome mil veces mi estupidez- yo no tengo… ¡rayos!... protección –dije finalmente en su oído para luego dejarme hacer a su lado.

Cuando hundio su cara en mi cuello luego de su terrible error, bueno en verdad el nuestro.
En que estaba pensando, yo siendo una mujer que probablemente iba a llegar en algun momento a esta situacion con su novio debia, aunque no pensaba que tan pronto, ... estar preparada.

- Oh cielos, soy una inconciente - dije triste.

Luego copie su accion y me deje caer en la cama.

- Perdona esto ha sido en parte mi culpa - dije, y nuevamente salio mi inutilidad ¿para que?, para besarlo.

- No necesitamos proteccion para esto - dije ya feliz pensando que habria otra oportunidad, mas de una.- Al menos hasta que decidas hasta donde te puedo comer a besos. -

No me gustaba verlo frustrado, menos cuando yo la habia pasado de maravilla mientras duro.

Muy bien, sus relajantes y excitantes besos, era con lo que me tenía que conformar por esta noche. El error había sido de ambos por apresurarnos a algo que, si bien ambos deseábamos, debía ser tomado con responsabilidad, yo era alguien lo suficientemente grande como para entender estas cosas, si amaba a Chiara debía esperar, y si eso me tomaba toda la vida, así lo haría.

Pasamos mucho tiempo así, solo besándonos y disfrutando, pero ya era bastante tarde y estábamos cansados de tantas emociones por un solo día.

- Vamos a dormir Chiara, ya hemos pasado mucho tiempo, rodeado de emociones -la besé por última vez y tomé una de las tapas de mi cama que tenía a los pies. Me aseguré de cubrirla bien y luego la abracé- que pases una buena noche, yo mientras me voy a dar una ducha bien helada.

Le sonreí antes de desaparecer por la puerta del baño y poner a correr el agua.

A ver, que pensaba, ¿que me iba a quedar asi desnuda, tranquila durmiendo en su cama?

- ¿Dormir placidamente en la cama o una ducha helada con Shane? - pense sin nesecidad.

Me quede en la cama hasta que me asegure por el ruido de las gotas de agua contra su cuerpo que el estaba dentro de la ducha. Luego me acerque hasta la puerta.

- Tenia frio en la cama solita, ¿Puedes poner el agua caliente en vez de helada? - le dije mientras me metia en la ducha con el.

- Ahy Chiara, ¿acaso no tienes limites? -

Había dejado correr el agua mientras afirmaba mis manos contra el lavamanos y admiraba mi rostro en el espejo. Era una vista no muy buena después de lo que había pasado. Mi rostro estaba sonrojado, mis labios entre abiertos dejando escapara rápidas bocanadas de aire aún algo agitado y con pequeñas gotas perladas de sudor sobre mi frente. Sí, definitivamente necesitaba una ducha heladísima.

Puse una mano contra el agua para probar la temperatura y estaba bastante helada, pero eso es lo que necesitaba, incluso algunos cubitos de hielo ayudarían bastante. Ingresé sintiendo el agua en mi espalda, estaba bien y olvidaría así lo frustración que minutos antes había tenido que enfrentar. Pero en eso estaba, pasando mis manos por el cabello para mojarlo también, cuando sentí al voy de Chiara detrás de mi. Dios esta chica me mataría.

- Creo –dije tomándola de la mano ayudándole a entrar en la bañera y acercándola a mi, para ponerla en contacto contra mi pecho y así sentir también el de ella- que no necesitaras el agua caliente, entre los dos podremos calentarla un poco –con un movimiento ágil de mi pie, puse el tapé la bañera para que el agua no se fuera.

Le sonreí alzando una ceja y sonriendo con picardía, la besé contra el frío azulejo, mientras la bañera se llenaba.

- Tu eres suficiente para mantener a cualquier mujer en calor amor, Y no lo dijo por tu constante calor - dije admirando su cuerpo entero

Cuando mi pecho helado toco el suyo, pense que el se separaria, solo por acto-reflejo, pero no lo hizo.

Sabiendo que esa noche la pasaria con sus besos otra gran duda que mi mente habia formulado anteriormente pero a la vez la habia pospuesto ([se que no es asi perdon]).

-Shane, ¿como es ser lobo? - no sabia como afrontar el tema de una buena manera asi que solamente lo hice - ¿Te molestaria explicarme?, si es asi, sabes que no tienes obligacion alguna. -

He hice una mueca de disculpa. Me acomode en sus brazos mientras el agua corria desde el grifo hasta el suelo de la bañera. Mi vista estaba concebtrada en eso, ya que no me animaba a mirar a Shane. Aunque su brazo rodeando mi cintura estaba siendo especialmente tratado con mis caricias.

Parecía avergonzaba de preguntarme eso, pero sinceramente a mi no me importaba, al contrario estaba feliz, de que aquello no le afectara en seguir queriéndome como lo hacía. Miré hacia abajo pasando descaradamente mi mirada por su cuerpo y noté que ya había suficiente agua.

Bajé lentamente, rozando con calma su cuerpo y depositando suaves besos en cada parte de su cuerpo que quedaba frente a mí. Sonriendo, cuando se estremecía, de verdad me encantaba provocar eso en ella. Me recosté en un borde de la bañera y le miré alzando mi ceja.

- ¿Me acompañas? –tendí mi mano y tomé la de ella, guiándola para que quedara entre mis piernas con su espalda recostaba sobre mi pecho, nuestros cuerpos se acomodaban a la perfección. Acariciaba sus bazos que se afirmaban a la en mis rodillas, rozaba su vientre bajo el agua y con calma solo en silencio- No me molesta explicarte –dije contra su oído- por el contrario te agradezco.

Eran muchas las dudas que quizás rondaban por su cabeza y muchas mis respuestas, pero que difícilmente encontraría las palabras, pero solo hablaría y ellas saldrían solas.

- Es genial, es como si te liberaras de todas esas cosas que como humano te atan a actuar de una manera que la sociedad te impone, los animales son libre de hacer y vivir como quieran, los lobos son salvajes, libre y fieles, de ese mismo modo me siento cuando estoy así –mis manos sobre su vientre habían cobrado vida propia y divagaban por cada centímetro de su piel- somos capaces de leer pensamientos –confesé- fue así como llegaron los demás lobos al bosque esta noche.

- ¡Oh dios! - pense desesperada - ¿Habra leido todos mis pensamientos? -

El lo tomaba como lo mas fenomenal. Yo no sabia que contestarle.
Era como un nuevo idioma, no sabes que decir aunque piensas millones de respuestas, aunque sabes que ninguna es la correcta, pero insistes en saber mas, quieres superarte.

- Eh... - sabia que mi mente habia muchisimas dudas, solo tenia que encontrar una oracion con sentido coherente - Bueno, lo que quiero decir es... - continue - Primero, ¿Lees mis pensamientos? - tenia un tono de alarma en mi voz

Me sentiria muy, muy, demasiado avergonzada.
No solo por los pensamientos mios de ese dia. Sino de todos, el los provocaba, no se podia sentir ofendido, eran puros halagos.

Me di vuelta y deje mi cabeza de costado contra su pecho, eran tan relajante.

No pude evitar sonreír mientras ella se daba la vuelta entre mis brazos, esta chica hacía que mi mundo funcionara con su presencia y sus comentarios. Ojala pudiera saber a veces que pasaba por aquella cabecita y sabe lo que pensaba, que locura cometería ahora, o con que cosa haría que mi corazón se volviera loco y saliera arrancando, pero no era posible.

- No –le dije finalmente mientras acariciaba ahora su cabello- no puedo leer los pensamientos tuyos ni de los de nadie, solo de los que pertenecen a mi manada y solo estando como lobo, así que te haz salvado –no pude evitar sonreír.

Tomé su rostro y lo alcé para poder verla, como la amaba, el destino me había traído ha este lugar, entregándome el mejor regalo. Chiara Landi me amaba tanto como yo la amaba a ella. Por primera vez me había enamorado. Aerqué su rostro al mío y la besé.

- Te salvaste Chiari - pense y me rei de ello.

El alzo mi rostro y se quedo mirandome, que quede claro que yo disfrutaba de cada momento que el me dedicaba.
Y cuando sus labios se encontraban con los mios era una sensacion tan placentera.

- Shane, cuando te refieres a los otros lobos, que son como tu. ¿Quienes son?, - dije realmente curiosa, estaba muy animada con el tema.

Me subi mas a el he hice que mi cabeza se recostara en su hombro he inevitablemente al hacer esto no me quedo mas remedio que besar su cuello.

- Ahy Shane, mira que yo trato pero, no hay manera. -

Si me había preguntado algo antes, ya lo había olvidado, sus besos alrededor del cuello me estaban provocando muchas cosas y entre ellas no estaba el tener todos mis sentidos atentos, solo el taco y el gusto dominaban en mí. Mi instinto salvaje de lobo se había apoderado de mi y ahora solo eso me dominaba. No se en que momento me incorporé y ahora estaba sentado con ella sobre mi y sus piernas a ambos lados de mi cuerpo, completamente desnudos, eso no ayudaba en nada.

Su cuerpo se movía descaradamente y la razón por la que había necesitado una fría ducha se hacía más presente aún, pero en mi instinto en ese momento no era una prioridad, sino algo banal que se podía dejar al fondo de la fila de espera. Casi devoraba sus labios cuando me apoderé de ellos y sabía que ambos disfrutábamos, o era necesario abrir os ojos, en ese momento la audición era increíble. La tomé por la cintura y cambie nuestras posiciones empujándola ligeramente para dejarla recostada sobre la bañera. Tal como la vez anterior, besé su cuello con calma, bajando por su clavícula y deteniéndome solo centímetros de sus pechos que se encontraban bajo el agua.

Ya estaba entregado y estaba seguro que no me detendría en este momento, la deseaba con locura y la cordura me había abandonado, me había dejado solo. Pero sus labios emitieron la frase que me hizo detenerme, poner todos mis sentidos atentos y darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

- ¡Dios Shane… te necesito… ahora! –estaba seguro de lo que había dicho y sus palabras habían salido de la manera más sensual que había escuchado alguna vez. Si hubiera sido más imbécil y solo pensado en mi, lo hubiera hecho, ¡Dios! Lo hubiera hecho al instante, pero la amaba más que a nada y esto no estaba bien, no sin protección.

Me alejé de ella y golpeé mi espalada al otro lado de la bañera, sintiendo un fuerte dolor pero, no me importó, eso era mínimo.

- Lo siento –le dije mientras me ponía de pie y tomaba una toalla para cubrirme- No te imaginas lo que estás provocando en mi y el error que hubiéramos cometido por mi arrebato –salí con el corazón en la mano por dejarla sola ahí- no podría hacerte daño de esa manera, espero lo entiendas –dije sin mirarla y salí de la habitación.