Yendo en busca de mi cita / 17 agosto 8:20pm / reservado

En camino hacia la casa de Andrea, habia recordado mi conversacion con Anne.

- Acepta que fue gracias a mi - decia agrandada
- No, no lo fue, fue gracias a sus hermosos ojos y mi estupidez cerebral. - dije afirmando firmemente pero feliz de lo que habia logrado.
- Si, seguro por que tu estupidez te hizo entrar en ese restaurante y se te sento al lado de ella, ¿no?. - rezongaba mientras subia a ver como me habia vestido para la ocacion.
- ¿Y?, adelante Tyra Banks, destruye mi autoestima en eleccion de atuendo - dije ya sabiendo lo que se me venia encima.
- Bien, para empezar te quitaras tanta ropa, no estas en el polo norte. - siguio inspeccionandome cuando me saque el saco - ¿Esos son zapatos? Ay - exclamo - no, no y no. Ya ponte estas zapatillas, no sabes lo que es vestirse casual en America, ¿no?. -
- No, la verdad no - conteste ya bastante irritado.

Sali de mi habitacion y me meti dentro de El Beto, el me llevaria a lo de Andrea.

Antes de llegar pase por un puesto de flores y le compre un ramo de rosas blancas, esa era la costumbre en Italia.

Toque el timbre de su puerta nervioso. Era 17 de agosto.

- Que bonito 17 como su edad - pense

Por suerte antes de seguir pensando cosas idiotas alguien hizo ruido con la puerta.

Una cita.

Esa era la frase que había estado rondando en mi cabeza desde que unos días antes Matt me había llamado.
No tenía muy claro que ponerme, si sería algo formal o si bastaba con la ropa normal de cada día.

Después de pasar unas dos horas en frente al armario, sin tocar ninguna de las prendas de ropa que se encontraban en él escuché el sonido de la puerta e inmediatamente miré la hora. Vale, era la hora que habíamos quedado, no se había adelantado, pero se podía apreciar a simple vista que yo sí me había atrasado.

Me miré al espejo de mi cuarto, estaba con la bata después de haber salido de la ducha, miré otra vez al armario y supe que no encontraría nada para ponerme, quizá si esperaba otra media hora lo lograba, pero entre la presión de tener a Matt esperando abajo, y lo peor, que aún no le había abierto la puerta, salí corriendo de la habitación y antes de mover la llave que cerraba la puerta, me miré al espejo de la entrada, simplemente para ver si estaba presentable, aunque no, no lo estaba de ninguna forma, pero tampoco podía dejarlo allí afuera.

-Hola- dije a la vez que soltaba todo el aire que tenia dentro y volvia a respirar un poco agitada. Lo vi allí en frente, delante de la puerta, con un ramo de flores y supe que mi rostro se había teñido por completo del mismo color rojo que la bata, pero ya no podía volver atrás en el tiempo para decidirme rapido por un atuendo adecuado.

Cuando Andrea abrio la puerta, la encontre en una bata roja y su rostro trataba de hacerle competencia a esta.

Me saludo algo agitada.
En ese instante la vi como una copia de Anne, no estaba lista para la cita, pera en las peliculas americanas nunca lo estaban asi que no me alarme.

Sonrei placidamente oara demostrarle que no habia problema alguno y que la entendia.

- No hay problema Andrea, te espero - dije

Le entrege las rosas que tenia en mano y me voltee para caminar hacia El Beto y esperarla alli.

Tomé las flores y vi como se giraba.
-Puedes entrar si quieres, beber algo, lo que sea, juro que no tardo- dije mientras dejaba la puerta de la casa abierta y entraba mientras esperaba que él hiciera lo mismo, sino se encontraría hablando sola.

-Estoy sola- avisé por si él aún seguía en la puerta, cabía la posibilidad de que no quisiera entrar suponiendo que dentro había más gente, pero no era así, estaba lo bastante sola como para haber dormido la noche anterior con todas las ventanas y las puertas cerradas, y por poco no les había puesto un candado, pero la puerta abierta era señal de que si estaba Matt sabía, o esperaba que no entrara nadie en la casa.

Mientras esperaba a saber si se decidia a entrar saqué un jarron de uno de los cajones, lo llené de agua y puse las flores dentro.

Cuando estaba caminando hacia El Beto, ella me llamo, me encanto oir su voz pidiendome que pase dentro de su hogar, yo estaba complacido con su peticion.

- Claro - dije un poco bajo por desconfianza, pero no de ella, sino por si habia alguien mas en su casa.

Por suerte aclaro mientras yo entre mirando hacia los lados que ella se encontraba sola.
Me senti un poco mas comodo, ella puso las flores en agua mientras tanto.

- No necesitas nada de arreglo, eres hermosa - esas palabras no habian salido de mi boca, se habian escapado.

- Eres un tonto, y mirate en el espejo, seguramente estas como la bata de Andrea - pense

- Perdona -

- De aqui en adelante piensa -

Después de poner las flores en el florero lo coloqué en la mesa intentando que estuvera centrado, intentando evitar el hecho de que en algun momento debía volver a mi cuarto para acabar de vestirme, pero ahora que él estaba allí y ya me había visto de esa forma, la ropa no era lo más importante.

Pero un comentario suyo hizo que volviera a pensar en la ropa, giré la cabeza para mirarle y le sonreí un tanto sonrojada.
Fui hasta la nevera y saqué una botella de coca-cola-
-¿Quieres?- le pregunté mostrandole la botella mientras sacaba un vaso de un armario que había en la cocina donde se encontraban los vasos, las copas y las tazas.

Serví el vaso de coca-cola y arranqué una flor de jazmin que decoraba la cocina y probé un poco del sabor de la flor que era bastante fuerte y luego bebí la bebida, era una mezcla un tanto extraña pero bastante sabrosa.
Me acerqué a Matt y le entregué la flor en una mano y el vaso en otra.
-Te gustará- dije sonriente y comencé a caminar hacia mi habitación- luego me dices que tal- avisé antes de entrar al cuarto para cambiarme cuanto antes.

Se sonrojo y comprobe que no me habia equivocado al acceder a la cita.

Tomo un vaso y bebio una mezcla que a mi me parecia mas que extraña, luego me la ofrecio para que yo la probara, que la disfrutase.

- ¿Yo, esto? no gracias - pense pero mi cuerpo hizo lo contrario

Tome la flor y la lleve directo hacia mi boca y luego el aso fue el que indundo con su contenido a esta. No queria saber el sabor de lo primero que habia probado ni por las dudas.

La espere sentado en la sala con la flor y el vaso en mis manos, que al vela a ella pense que se caerian al suelo, ¿porque era tan deslumbrante?

Una vez en mi habitación abrí el armario y empecé a buscar, me había quedado con el color de su camisa en la mente, por lo que no fue dificil encontrar un vestido del mismo color, o que al menos combinara.

Unos veinte minutos después salí de la habitación, el tono rojizo de mis mejillas no se había ido, y para peor, había aumentado, después de todo se suponia que él no iba a esperar, pero le había dejado veinte minutos solo en el salon de mi casa.

-Ya estoy, siento haberte hecho esperar- dije mientras caminaba hacia donde él estaba y sonreí al verlo, al parecer no le había interesado mucho la idea de la flor, pero eso se arreglaba fácil- ¿que te ha parecido la mezcla?- pregunté soltando una pequeña y corta carcajada.

Su vestido convinaba con mi camisa, no es que yo supiese de eso es solo que con una hermana como Anne, escuchas demasiadas cosas de "modas".

- ¿La verdad?, la he probado sin saborearla y no creo que tenga ganas de volver a pasa por ello - dije hechandome a reir

Tome la mano de mi dama y la bese.

- ¿Soy digno candidato para una cena a orillas del rio? - dije dedicandole mi sonrisa mas compradora.

La verdad comenze a preguntarme porque habia hecho esa pregunta, faltaba que realmente lo coincidere y diga: Mira pensandolo bien, no.

- Oh por dios, no -

Levanté las cejas cuando dijo que no querria volver a probarlo, quizá no estaba acostumbrado a combinar sabores, pero no podía decirle nada en contra, tampoco me parecía mal.

-Claro que lo eres- le contesté sonriendo.

La forma que tenía de preguntar las cosas era bastante curiosa pero a la vez me gustaba, era gracioso y dulce.

-¿Vamos?- le pregunté cuando me di cuenta de que aun estabamos en la sala de la casa sin movernos, ninguno de los dos.

Era tan sencilla y deslumbrante.
Me encantaba sebtir sus ojos posados en mi.

- Si por supuesto Andrea -

La conduje hasta lo que esta noche seria su carruaje.
Luego nos dirigi a un lago, muy presioso por cierto que tenia u restaurante que hacian todas esas cenas soñadas.
Ese era el trato que mis padres me habian inculcado para las mujeres, y lo seguia a raja tabla.